Fascitis plantar

Hay muchas causas potenciales de dolor en el área del talón, pero la gran mayoría de casos se deben a la irritación de la inserción (zona donde el tendón se pega al hueso) de un tejido fuerte (fascia plantar) en el hueso del talón (calcáneo). Este tejido soporta el arco del pie y cuando su inserción de inflama, puede desarrollarse una patología crónica, dolorosa e invalidante. Este cuadro, denominado fascitis plantar, constituye una de las causas más frecuentes de dolor en el pie.

La fascia plantar es un tejido fibroso grueso y tenso situado en la planta del pie que se inserta en el hueso del talón y se despliega hacia delante para anclarse en la base de los dedos. Su sobrecarga puede provocar desgarros en su inserción posterior con inflamación de los tejidos que la rodean incluyendo el hueso. Esto puede originar la aparición de un»espolón», que aparece en aproximadamente el 50% de los casos. El espolón es un fenómeno secundario y no el origen del dolor.

El síntoma primario de la fascitis plantar es el dolor localizado específicamente en el área de carga de peso del talón. Comúnmente es más severo durante los primeros pasos al levantarse de la cama, disminuye en cierta medida con la actividad por la distensión de la fascia, y reaparece de nuevo tras un periodo de descanso. Rara vez hay inflamación visible, enrojecimiento, u otros cambios aparentes en la piel. Es frecuente entre personas que practican deportes, individuos con sobrepeso, personas con arco elevado o pie plano, y a menudo son mujeres con pies largos y estrechos.

El masaje con hielo, preferiblemente un par de veces al día o al menos una vez al final del día. Se puede llenar una pequeña botella de plástico con agua y congelarla. Hacer rodar el talón y el arco del pie sobre la botella durante unos 20 minutos proporciona masaje, estiramiento y frío.

Los ejercicios de estiramiento de la fascia plantar y del tendón de Aquiles y músculos de la pantorrilla son beneficiosos en la mayoría de los casos, y especialmente en gente con tendones de Aquiles tensos que parecen especialmente susceptibles a esta condición.

Podemos encontrar una tabla de ejercicios aquí

Si la fascitis no responde al tratamiento conservador, en ocasiones está indicado el tratamiento intervencionista, como:

  1. Infiltraciones con corticoides. Consiste en inyectar una sustancia antiinflamatoria (corticoide), acompañado de un anestésico, directamente sobre la lesión. Esta técnica puede originar dolor durante 48 horas, para evitarlo, nos aplicaremos frío local y tomaremos la analgesia recomendada por el médico. Tras la infiltración es obligatorio mantener reposo. En ocasiones hay que repetir la técnica para conseguir alivio completo.
  2. Infiltraciones con PRP (Plasma Rico en Plaquetas). Consiste en inyectar plasma obtenido de uno mismo con una alta concentración en plaquetas que se activan para estimular la cicatrización a nivel del tejido inflamado. Esta técnica no se realiza en todos los centros. Es dolorosa, por lo que en ocasiones tiene que ser realizada en quirófano bajo sedación; y no está exenta de riesgos. Además, hay que abstenerse de tomar AINEs durante 1 semana antes y dos semanas después de la infiltración, ya que en caso contrario no es efectiva; y hay que realizar un tratamiento con ejercicios tras la infiltración. Por ello no está indicada en todos los casos de fascitis plantar
  3. Cirugía. La técnica no es tan eficaz como muchas otras intervenciones y no se recomienda a menos que se haya completado un programa adecuado de tratamiento no quirúrgico. La intervención consiste en la liberación de la inserción ósea del tendón. Esto disminuye la tensión del tendón y permite que mejore la circulación de la sangre en los tejidos, necesaria para el proceso de cicatrización. Tras la cirugía, es conveniente continuar con los ejercicios de estiramiento y potenciación para evitar que vuelva a aparecer la fascitis.